Dice Shinoda Bolen del "Laberinto"...
Es un mapa simbólico o metáfora de la peregrinación. Cuando entramos en él, los valores habituales de tiempo y distancia son inmateriales, hemos iniciado un ritual y un viaje donde la transformación es posible. No sabemos si estamos cerca o lejos del centro y no descubriremos su significado hasta que lleguemos a él.
El camino de vuelta tampoco está definido y no podemos saber cómo o cuándo podremos regresar al mundo con las huellas de la nueva experiencia vivida hasta que realmente lo hagamos.
En el Laberinto no hay callejones sin salida, el camino a menudo se dobla sobre sí mismo, la dirección en que avanzamos cambia continuamente, y si no volvemos atrás ni abandonamos, llegaremos al centro y encontraremos la rosa, la Diosa, el grial, un símbolo que represente lo sagrado.
Para regresar a la vida cotidiana, debemos recorrer el Laberinto de nuevo para salir, viaje que también es complejo porque implica la asimilación de la experiencia y su integración en la conciencia, y eso es precisamente lo que nos cambia!